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Somos una empresa familiar con más de 50 años de experiencia. Actualmente somos la segunda generación quienes damos continuidad a la elaboración de aceite de oliva.
Nunca hemos dejado de adaptarnos a los avances tecnológicos más innovadores para sacar lo mejor de cada aceituna que llega a nuestras tolvas. En un esfuerzo por estar siempre al día, nuestra Almazara ha sido objeto de una constante renovación en todos los aspectos. Hasta hace unas tres décadas se utilizaba el sistema tradicional de molienda para triturar las aceitunas: un molino de rulos. Estas incansables muelas giraban sin parar para convertir las aceitunas en una pasta más o menos homogénea. Siguiendo la técnica del momento las máquinas eran movidas por una polea que a su vez era accionada por un motor diésel. Los trabajos eran manuales implicando un gran esfuerzo físico: los cargos se confeccionaban a mano a base de trasportar la masa en cubos metálicos, el aceite se trasegaba también en vasijas. Como tributo a nuestros predecesores en este apasionante mundo, hemos querido conservar algunas de estas máquinas que, si bien actualmente tienen un fin decorativo, son testigos para las generaciones venideras del trabajo de antaño.
El molino de piedra fue sustituido por un molino de martillos accionado eléctricamente, se dejaron de utilizar cubos para el trasiego de productos: los tornillos de Arquímedes elevaban sin ningún esfuerzo la masa de aceitunas y el orujo, y en nuestras bodegas las bombas trasegaban el aceite con tan sólo pulsar un botón. Fue todo un logro incorporar al proceso de producción un cargador. Con esta plataforma se simplificó muchísimo el proceso de confección de cargos, reduciendo considerablemente el esfuerzo físico de los trabajadores y aumentando la productividad.
Pero con el avance tecnológico aparecieron nuevas formas de producción, el antiguo sistema de presión era reemplazado por la centrifugación. Esto ha supuesto un gran adelanto pues permite obtener aceite de una forma más limpia, evitando el contacto con metales, y otros materiales que pueden mermar las propiedades cualitativas del aceite. Fue así como se instaló una línea ecológica de extracción de aceite. Otro elemento importante ha sido la incorporación del acero inoxidable como material de fabricación, se evita el contacto de las aceitunas y posteriormente del aceite con otros metales que puedan deteriorar su calidad. En nuestras bodegas, los depósitos de acero al carbono han ido dejando paso a los de acero inoxidable
Pero con el paso del tiempo, hemos aprendido, que para obtener un buen aceite, hay que contar con una buena materia prima: la aceituna. En un esfuerzo continuo por mejorar este fruto, intentamos concienciar a nuestros cosecheros de la importancia de proporcionar aceitunas óptimas. Muchos de ellos han seguido cursos de formación promovidos a instancias de nuestra Almazara. En estos cursos se les enseñan nuevas técnicas de cultivo y tratamiento del olivo, así como a valorar el momento óptimo de recolección, formas de transporte de aceituna, etc.
Dada la importancia de la aceituna es vital en el proceso de obtención de nuestro aceite, la recepción de dicho fruto. Ésta debe estar sana, entera y haber alcanzado su punto óptimo de maduración, pues en este momento la aceituna ya contiene un aceite con todos sus atributos y beneficios y todos nuestros esfuerzos se van a centrar en preservar esa calidad al máximo. La aceituna se clasifica según su calidad, disponemos de laboratorio propio donde se analizan diariamente muestras de cada lote.
Abundando en este esfuerzo, la aceituna se limpia y se lava. Con este proceso conseguimos que en nuestro molino sólo entre aceituna, quedándose atrás todo tipo de impurezas como polvo, piedras, hojas, ramas, etc. Otro factor determinante es evitar el almacenamiento o atroje de la aceituna. En cuanto es recolectada del árbol, debe molturarse lo antes posible y esto se garantiza gracias a las máquinas instaladas en la almazara y a un equipo humano debidamente cualificado.